
metida hasta los muslos en el río,
lavando paños con tal donaire y brío
que mil necios traía al retortero.
Un cierto conde, alegre y placentero,
le preguntó por gracia si hacía frío.
Respondió la fregona: "Señor mío,
siempre llevo conmigo yo un brasero".
El conde, que era astuto y supo dónde,
le dijo, haciendo rueda como pavo,
que le encendiese un cirio que traía.
Y dijo entonces la fregona al conde,
alzándose las faldas hasta el rabo:
- Pues sople este tizón Vueseñoría.
Muy bueno jejej siempre me voy con una sorisa ...
ResponderEliminarUn dulce abrazo y mil besos..
Gracias por haber estado cerquita.
ResponderEliminarMi abrazo eterno por ello.
Aquí son las 4:16pm, pero seguro será una buena noche, jejeje.
Muakssssss!